Expansión de Frutillas del Viento: El proyecto incorpora 12 productores a la producción hortícola sostenible en Chubut

Esquel, septiembre de 2024 - En el marco del Proyecto RedER Chubut: Transición Energética Justa e Inclusiva de la Agricultura Familiar, en el eje productivo Proyecto Frutillas del Viento, una innovadora iniciativa que une la producción hortícola con energías renovables, continúa expandiéndose en la región. Tras cuatro años de exitosas experiencias en parajes de la meseta del Chubut, el proyecto ahora se extiende para incluir nuevos grupos de trabajo y espacios de producción, ofreciendo oportunidades a más productores locales, sumando 12 nuevos productores y un total de 18.000 plantines de frutillas distribuidos en las localidades de Alto Rio Percy (Esquel), Cholila, Costa de Lepá, El Hoyo, Los Cipreses, Paso de Indios, Paso del Sapo y Tecka.

“El proyecto está rebatiendo una serie de preconceptos con su visión y su empuje: que es posible producir hortalizas en la estepa; que las energías renovables son un vector para favorecer ese desarrollo, y que el cambio climático no es el apocalipsis sino un problema que podemos resolver accionando juntos”, expresó Luciana Proietti, cofundadora y presidente de 500RPM. 

Frutillas del Viento se enmarca dentro del proyecto RedER Chubut: Transición Energética Justa e Inclusiva de la Agricultura Familiar, co-financiado por la Unión Europea (UE) en Argentina a partir de este año; y es llevado adelante por la Fundación 500RPM en colaboración con la Unión Iberoamericana de Municipalistas (UIM) y Fundación Patagonia Natural (FPN). Su implementación en territorio cuenta con el apoyo técnico del INTA Esquel, lo que asegura una orientación adaptada a las necesidades de los productores locales. 

Uso innovador de energías renovables en el riego

El proyecto se distingue por su enfoque innovador en el uso de energías renovables para mejorar la producción agrícola. A través de la instalación de sistemas de generación de energía limpia, como paneles solares y/o aerogeneradores de baja potencia, se bombea el agua para elevarla a reservorios donde se almacena, y desde allí por gravedad baja a cintas de riego por goteo para el cultivo de frutillas, que se desarrollan en micro túneles. Esto no solo optimiza el uso del agua, sino que también asegura una producción más sostenible y eficiente. El INTA acompaña estos procesos con un enfoque agroecológico, por otro lado se destaca la calidad de la producción ya que los días largos de verano y las noches cortas y frescas posibilitan que haya más azúcares en la fruta. 

Asimismo, el proyecto cuenta con el apoyo de las escuelas técnicas y agrotécnicas de la región, que se capacitan en la fabricación de aerogeneradores. Este año, ya se construyeron cuatro equipos en las escuelas agrotécnicas Nº 719 "Peñi Hué" de Gobernador Costa, N° 733 de Gaiman y “CEA Valle de Cholila” y en la Escuela Técnica N° 728 "Alfonsina Storni" de Puerto Madryn; y se construirán dos más, en la Escuela Agrotécnica N° 740 “EMETA” de Trevelin y en la Escuela Politécnica N° 701 de Esquel. Estos aerogeneradores serán destinados a las plantaciones.

Guillermo Pleitavino, miembro de la Fundación 500RPM, destacó la relevancia de esta expansión: "Es muy satisfactorio ver que se va contagiando el entusiasmo por esta propuesta. El apoyo de la Unión Europea viene a fortalecer el desarrollo del proyecto y nos permite abrir más puertas para seguir trabajando. Planificamos poder realizar veinticuatro nuevas instalaciones no sólo en zonas cordilleranas, sino también en la costa. A esto se suma el trabajo que vamos a poder articular con gobiernos locales para establecer políticas públicas que contribuyan con este desarrollo, y establecer cuáles serán los insumos necesarios para pensar agendas de transición energética."

Ampliación de la matriz productiva

El proyecto también tiene la mirada puesta en el futuro de la producción agrícola sostenible en Chubut. "Este es un proyecto de innovación. Estamos en constante búsqueda de nuevas tecnologías tanto desde lo energético como desde lo productivo. Comenzamos a trabajar con las frutillas porque entendemos que hay una demanda en el mercado que no alcanza a ser satisfecha, pero no descartamos que en algún momento se pueda utilizar esta tecnología para otros cultivos", explicó Pleitavino.

Vinculación educativa y técnica

Una característica clave de Frutillas del Viento es su componente educativo. La iniciativa no solo mejora la producción de los agricultores, sino que también forma a docentes y estudiantes de escuelas técnicas para que puedan brindar asistencia técnica en la reparación y mantenimiento de los sistemas de energía renovable. Esto representa una solución a un desafío histórico de la región: la falta de asistencia técnica en equipos generadores de energía para riego.

Eduardo Miserendino, asesor técnico del INTA Esquel, subrayó la importancia del trabajo en equipo para el éxito del proyecto: "Hemos conformado un gran equipo. Nuestras tareas incluyen relevar las condiciones de los lugares donde habitan los participantes, garantizar que se cumplan los requisitos para las instalaciones y proporcionar capacitación y acompañamiento durante todo el proceso." El proyecto ya cuenta con unos 20 productores, que están localizados en una vasta zona que comprende desde El Hoyo hasta Tecka en el eje norte-sur, y hasta Paso del Sapo y Paso de Indios, adentrándose en la estepa. Se proyecta llegar a 50 productores más en los próximos tres años. El crecimiento es acompañado por la formación de nuevos equipos técnicos y apoyo en la comercialización. 

“Este año se están incorporando 12 productores nuevos, luego de pasar por un exhaustivo proceso de selección, que cada año hemos ido mejorando, y nos gratifica ver la velocidad del avance de las obras de laboreo de la tierra y armado de lomos. Ahora la mayoría están trabajando en la confección de los microtúneles y esperamos estar plantando a fines de septiembre”, comentó Cristina Dellacanonica, Ing. Agrónoma del INTA involucrada en el proyecto.

Historias de los productores locales

Simón Marchand, productor de Cholila, es uno de los beneficiarios del proyecto y comenzará a cultivar frutillas con el acompañamiento de Frutillas del Viento. "Nos interesa formar parte de esta iniciativa, lo vemos como una inversión y una oportunidad para diversificar el trabajo en el campo. En Cholila estamos a doce kilómetros del pueblo, no tenemos energía eléctrica, sólo generadores de energía solar. Pensamos comenzar con unas seiscientas plantas y continuar con el acompañamiento del INTA en esta alternativa que nos entusiasma mucho", comentó Marchand.

El Proyecto Frutillas del Viento sigue avanzando con pasos firmes hacia una transición energética justa e inclusiva en el sector agrícola de Chubut, consolidándose como un modelo para la producción sostenible en la región.

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